domingo, 17 de abril de 2011

5 / Décima Poesía Vertical - Roberto Juarroz



No prestar atención a las palabras,
salvo a aquellas que transportan
su propia carga de silencio.
El discurso del hombre es extrañamente opresivo,
pero algunas palabras quedan sueltas
como pájaros que caen de sus bandadas
y que una zona especialmente susceptible del aire
retiene y congrega.

No prestar atención tampoco a la escritura,
salvo a ciertas páginas desprendidas o rotas
que conservan fragmentos
de algunas historias que no parecen historias
o de un balbuceo con una extraña ilación,
papeles que el viento arremolina en los rincones.

Y ni siquiera prestar atención a lo callado,
porque el silencio del hombre es casi siempre
nada más que un terreno baldío,
cercado por unas tapias lastimosas
que impiden que lo arrastren las hormigas.

Además de la palabra y el silencio,
el verdadero lenguaje articula otras cosas,
por ejemplo,
el filo sin sosiego que lo hiere.

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