domingo, 16 de agosto de 2020

Fragm. En la Tierra somos fugazmente grandiosos - Ocean Vuong


Hay veces en que tu hijo se despierta a altas horas de la madrugada creyendo que tiene una bala alojada dentro de él. Siente que flota en el lado derecho del pecho, entre las costillas. "La bala siempre ha estado aquí", piensa el chico; es más vieja incluso que él mismo, y sus huesos, tendones y venas no hacen sino envolver el objeto metálico, sellándolo en su interior. "No era yo", piensa el chico, "quien estaba en el vientre de mi madre, sino esta bala, esta semilla que he hecho florecer". Incluso ahora, cuando el frío acecha, siente que quiere salírsele del pecho y le ahueca ligeramente el jersey. Se palpa la protuberancia, pero, como de costumbre, no encuentra nada. "Se ha echado atrás", piensa. "Quiere quedarse ahí dentro. Sin mí no es nada". Porque una bala sin un cuerpo es una canción sin oídos.

Fragm. En la Tierra somos fugazmente grandiosos - Ocean Vuong



¿Qué fuimos antes de que fuéramos nosotros? Estaríamos de pie junto al arcén de un camino de tierra mientras la ciudad ardía. Estaríamos desapareciendo, como ahora.
Puede que en la próxima vida nos encontremos unos a otros por primera vez, creyendo en todo menos en el daño que somos capaces de hacer. Puede que seamos lo opuesto a los bisontes. Nos crecerán alas y nos lanzaremos por el precipicio como una generación de monarcas, rumbo a casa. Manzana verde.

Como una nieve que cubre los detalles de la ciudad, dirán que nosotros nunca fuimos, que nuestra supervivencia fue un mito. Pero se equivocan. Tú y yo éramos reales. Reíamos sabiendo que la alegría nos arrancaría las puntas de los labios.

Recuerda: Las normas, como las calles, solo pueden llevarte a sitios conocidos. Bajo la red hay un campo -siempre ha estado ahí- donde estar perdido nunca es estar equivocado, sino sencillamente ser más.

Por regla general, ser más.

Por regla general, te echo de menos.

Por regla general, "menudo" es siempre más pequeño que "pequeño". No me preguntes por qué.

Siento no llamarte más a menudo.

Manzana verde.

Siento seguir diciendo "¿Cómo estás?" cuando lo que en realidad quiero decir es "¿Eres feliz?".

Si te ves atrapado dentro de un mundo que se ensombrece más y más, recuerda que siempre ha sido así de oscuro el interior del cuerpo. Donde el corazón, como cualquier ley, solo se para en los vivos.

Si alguna vez te encuentras, enhorabuena, tus manos son tuyas para siempre.

Gira a la derecha en Risley. Si me olvidas, es que has ido demasiado lejos. Da la vuelta.

Buena suerte.

Buenas noches.

Adiós, Manzana verde.