viernes, 6 de diciembre de 2013

Pórtico - Selva Casal


Yo no busqué en la poesía la belleza, yo no busqué nada. Suelen sin embargo, producirse extrañas mutaciones, formas secretas de la alquimia y aquel dolor o aquella imagen atroz que nos perseguía, puede convertirse en ángel guardián, en astro errante o algo así, y entonces decimos que es bello, olvidando además que desconocemos el sentido de lo bello. Por qué sino tanta crueldad en el amor? Tanta luz en los amaneceres que esperan despertar al piar de los pájaros que no existen? Y no es que no nos hayan amado o que acaso aún estemos amando, es que sus huesos me molestan y no encuentran lugar en una tierra, que no por nuestra, deja de ser extraña. Que soy desordenada? Es verdad, pero me gusta serlo, porque cómo vamos a pretender sistematizar la vida, puntualizar los sentimientos, darles puertas de entrada y de salida. Vayan entonces todos los poemas juntos, si pueden, porque aunque no quiera, tienen cierto orden ya que se han desengarzado de otros que escribí y perdí o que no escribí más que mentalmente. Yo no puedo auto-regalarme a mí misma, ni recordar cuando nací, ni qué hice, porque anduve por la vida como un jinete sobre un caballo indómito, indomable, sin saber nunca que bosque iba a cruzar ni que ríos, ni cuando iba a quedar dormida o muerta. Mis amigos fueron, serán los que comprendan.

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