martes, 30 de noviembre de 2010

Traquea - Gastón Malgieri


Atraganto esta lluvia que anuncia
la placa amarilla del noticiero de mayor rating
con un pestillo que enhebra
y nace
como una hiedra maleva
en medio del estómago.

Canto tres tangos desafinándole a la audiencia
que arroja
tomates
cuervos
y cupones del shopping
ya vencidos.

indignados
reclaman
esgrimiendo arengas
que nada tienen que ver
con esta performance decadente.

Este alambre de púas,
este alfiler de gancho
que une los pliegues de mi aorta
no me deja respirar
y el asma
pasa a ser sentencia
dictamen
probabilidad de entuerto
un cuero secado al sol
después de la castración de esta llaga.

Si viviera en Senegal
sería un tigre fusilado
por una concatenación de yanquis mugrosos,
trajeados con telas camufladas
deseosos de ese cuero manchado de barro
que enaltecerá sin dudas
las gargantas de las señoras pudientes
en barrios que jamás conoceré

Ni siquiera en cautiverio.

Pero vivo en una especie de DF
sobrepoblado
de bolsas de consorcio
gatillo fácil 
impunidad institucional
envuelta en papel glasé
devenido en joyería incaica poscolonial.

Me alimento del humo rancio
del transporte público
y de los fetos arrancados
de las matrices con tenazas
trozos de mamposterías que caen
de los rascacielos por puro descuido burocrático
de los mismos señores burgueses
que se indignan
a la primera semana de gestación
de las madres de escasos recursos.

Esos señores que usan ”escasos recursos”
como aquellos estudiantes de trabajo social
que también se indignan
con la falta de alimentación
y la carencia
haciendo mesas debates
en el inmenso Mc Donalds
de un hiperlumínico shopping.

Tengo atragantado un asco mayúsculo
enorme
sobredimensionado
por las posecitas queer del reviente
del amor libre en medio
de la enajenación impúdica del deseo.
como si haber leído cuatro libros de la Butler,
nos dejara quirúrgicamente insensibles
a las posibilidades de la metáfora cancina
de las mariposas que rasguean
las paredes del tórax de un cuerpo que ama.

Como si la única posibilidad de amar
fuera
la que chorrea Corín Tellado
en las bibliotecas de las amas de casa.

Tanta pose,
en medio del smog
me aturde
y hay bocinas sobreexigidas
gritando
proclamas en arameo
que traduzco
no por un saber previo
sino porque el chillido rimbombante
de la consignas de otros
las he oído en todos los idiomas
de boca de todos los dogmas
que siguen sin poderle explicar a estos pulmones
por qué se agitan
a punto de ebullición
cuando tu mano roza
impúdicamente mi espalda.

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